jueves, 23 de agosto de 2012

De ruta con la familia.

Tuve que parar el motor y aparcar. La pata se deslizó en la tierra y luego se hundió un poco. El sudor del casco y su hedor dejaron paso a una frescura que creía olvidada. Me quité la gafas y la luz inundo despacio mis ojos y desvordaron lágrimas que se perdieron entre mi descuidada barba. Un valle, raspado y hierático arriba, frondoso verde y de extraño color acogedor abajo. Los guantes de cuero, desgastados por el viaje, se despegan de mis manos cansadas a duras penas. Busco en el chaleco un purillo y lo dejo en mi boca mientras prendo una diminuta cerilla. Ya el humo en mis pulmones, hombros descansados y de pronto un par de hierros retumban cerca. Mis hermanos. Dejan la moto junto a la mía, me piden un cubanito y unas cerillas y fumamos en familia. Putas custom que lentas son.

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