miércoles, 23 de mayo de 2012

No recomendado para almas sensibles.

Apunto rápidamente a su frente,¡ y el muy hijo de puta ni se inmuta! Siquiera cuando penetro la boca de su pequeño con un pica-hielos, ni cuando su hija, suplicando clemencia al ir apagando un paquete entero de tabaco, cigarrillo a cigarrillo, en su brazo primero, en su pecho después y por último en su linda carita. Tomo mi navaja favorita y el filo amenazante en la entrepierna de su mujer apenas inquieta su perturbadora sonrisa. Sus gritos casi me dejan sordo, ¡puta zorra!, "Si tienes que tener costumbre de que te sangre eso ¡Cerda!" digo ya nervioso. Enciendo un pitillo todavía con algo de sangre de su linda criatura rubia y me seco el sudor de la frente y le miro, se que su mujer no tardaría más de 10 minutos en morir, lentamente desangrada, que su hijo, si yo no lo mataba, tendría un trauma de por vida, y su niña, jamas podría salir a la calle a consecuencia de sus heridas, "Hermano, solo quiero que me digas lo que necesito saber, sabes que es solo el principio, te prometo darles una muerte sin más sufrimiento y te dejaré libre para tu venganza, pero ahora dime"se lo susurro palabra a palabra, despacio "¿Dónde...cojones...está...Mell?" Sin relajar la mueca, entorna la mirada, cierra los ojos y explica tranquilo "Hermanito, tu eres Mell"