miércoles, 12 de mayo de 2010

Primavera en Tudela

Delicada y copiosa nieve caía desde lo alto de los chopos en aquella primaveral tarde. Se arremolinaban graciosos los copos en alguna esquina, y los que todavía, ingrávidos, flotaban perezosamente sin sino. Poblaban la cercana ciudad, y los campos, alternan el verde de las hierbas altas y el blanco de la nieve caliente.
Paseaba tranquilo para tomar un café, cuando mis ojos no pudieron escapar al magnetismo de una rubia melena a unos pasos de mí. Lisa cascada dorada, mecida por un tranquilo viento, a la que fue a posarse, una lágrima de chopo. Di una zancada, alargué mi mano y la retiré. Ella lo sintió y ruborizada, detubo su caminar y giró sobre sus talones. Con una sonrisa que invitaba a recordar porque merecía la pena vivir dijo: Una pelusa, ¿No?. No se como me atreví a aquello "¿Un café?" Aquella sonrisa, de pronto creció y a los cinco minutos tomábamos café en una terraza charlando como si fuéramos antiguos amigos olvidados. Desconocidos antiguos amantes que , por azar se encontraron.