In memoriam, Sergio

Siento ese fiel frío que se padece cuando alguien se va para no volver. Sus ojos se han cerrado, "¿No va a regresar?" dice ingenua mi hermana, "Parece que está dormido" explica desesperada su madre. Yo no digo nada, el frió ata mis labios y desboca torrentes por mis mejillas. Solo, me has dejado solo, Sergio ¿Por que? Mi corazón late pero vive congelado. Tu rosado rostro, ha tornado en un blanco mortal. Tus manos, ya no son tan grandes.
Finjo que puedo con tu falta, pero hecho en falta tu apoyo.
Cáncer, nuestro enemigo, nos has vencido. Jamás caerás en el olvido, pues en mi recuerdo sigues vivo.

Huída

Vi como todo lo que pensaba que me hacía feliz era una cruel mentira.
Decidí entonces escapar para buscar aquello que desaba. Tome un autobús en dirección a Francia. Cuando ya estaba sentado en un maloliente asiento contando las rayas de la autopista, recordé un rostro. Gracias a ella, Rubia, bajé en Tafalla, volví a Tudela y me enfrenté a mis problemas.

A la vera del Ebro

Chopos acunados por el viento se alzan gallardos para conquistar a la Luna. Hierba baja a la vera del Ebro acomoda, como un mullido colchón, a una pareja. La luz blanca ilumina el campo. Ella ve una pequeña flor blanca, él contempla el cielo. Coge la flor delicada ella, él toma una estrella . Le da la flor, y él la dibuja en la superficie de la luna con la estrella. Sonríen los dos pero no dicen nada. Solo el atronador sonido del aire meciendo los chopos resuena. Él la besa, ella es feliz, la Luna torna en roja.