miércoles, 10 de febrero de 2010

Huída

Vi como todo lo que pensaba que me hacía feliz era una cruel mentira.
Decidí entonces escapar para buscar aquello que desaba. Tome un autobús en dirección a Francia. Cuando ya estaba sentado en un maloliente asiento contando las rayas de la autopista, recordé un rostro. Gracias a ella, Rubia, bajé en Tafalla, volví a Tudela y me enfrenté a mis problemas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

ayer te dije que en cuanto tuviera tiempo entraria aqui en tu rincon, aqui en tu silencioso lugar, y te leo y me gusta...como siempre.escribes desde adentro..desde muy adentro.me invade la curiosidad..incluso me inquieta el pensar de lo que seras capaz de escribir dentro de unos años.un beso grande.emy

Marta González Coloma dijo...

Bueno... si a esto le llamas ser original..., en fin.

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