Se sentía poderoso, elegía quien vivía y quien moría. Un sol de justicia y él con una gorra horrible y con una botella de agua helada. Sus esclavos trabajando, transportando el grano hacia el granero. De pronto, uno de sus subordinados se acercó a él, sin ningún miramiento, le mató.
Una aguda voz sonó en todo el parque: "¡Juan, ¿quieres dejar de quemar hormigas con la lupa?!"