martes, 19 de abril de 2011

Fin del bohemio

Diamantes fríos
quebrados por caldo cahobecino
de alta graduación y bajo coste,
en un transparente y abohemiado vaso,
sostenido ferreamente,
por mi temblorosa mano.
Se posa delicado sobre mis labios
derramando parte del líquido.
Aromas a madera,
fuego en mi paladar,
dolor en pecho,
lágrimas en mis ojos
y penas que se difuminan
en un mar marrón salpicado de icebergs.
Cuenta la leyenda que las penas
viajan en barcos,
que chocan contra aquellos icebergs
y se hunden sin remedio
hasta que abres los ojos,
el sol te ciega,
el cerebro es demasiado grande para tu cabeza,
tu cuerpo pide agua
y tu mente pregunta:
"¿Dónde has amanecido hoy?"