jueves, 2 de septiembre de 2010

El puntal

Torres de cajas de pizzas vacias, restos de comida china y envoltorios de bocadillos coronaban la mesa. Del suelo, y el misterio de su color que solo será a los elegidos, los elegidos para limpiar, tenía la capacidad de absorver líquidos, atrapar zapatillas e inculso, cuenta la leyenda que narraba el padre de Pol, es capaz de crear vida. Los sofás, antiguos vestijios de comodidad y lujo, no eran más que restos de algodón sintético y cuero desgastado donde, profanados por diversas perosnas, entre ellas yo, la gente solía sentarse. Vailentes. Un poco más adentro, a la izquierda el baño. Sorprendentemente limpio. Pero sin duda, lo que se valoraba por encima de todo eran los tres electrodomésticos que allí vivían. La tele, la play y la nevera. Era increible como la nevera conseguía funcionar, era fascinante que la tele fuera en color. Pero lo mas intrigante fue que la play resistiera cuatro caidas, dos de ellas desde dos metros de altura, fines de semana en la que la el alcohol fluia por nuestras venas con más facilidad que la sangre. Pero hubo bajas, muchos juegos cayeron en el transcurso del tiempo.

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