miércoles, 16 de junio de 2010

A1

Desafiante hasta el final, rostro de la ironía mas sarcástica, hombros fuertes pero caídos, brazos grandes y sin apenas vello, mirada dura e impasible. Atado a una silla, con las muñecas unidas por pegamento, la camisa llena de sangre que corría desde sus pómulos, sus labios, sus ojos. Cuando más le atizaban más se reía. En un intento por desquiciar incluso, trató de hacer una pompa con la mezcla de saliva y sangre. Tenía la cara tan hinchada que apenas se le veían los ojos. Al ver que no obtenían respuesta, optó por sacar una pistola. Nacarada, brillante, de resplandor frío y empuñado por una mano enferma y envejecida le apuntó a la frente. Él rió, y el otro disparó.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

ironía es sin h!

Patxi Abadía dijo...

gracias anonymus ^^

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