jueves, 20 de mayo de 2010

Allí a lo lejos en el calendario

Bajó elegante, como siempre, por una escalera de mármol con balaustrada dorada. Vestido con una extensión que a pesar de su colosal tamaño, se deslizaba por el suelo de una forma tan libiana que juraría que volaba a escasos milímetros del pulido mármol.
Me miraba intensa, pero su sonrisa era vergonzosa. No había cambiado. Descendió lo más rápido que aquella máscara le permitió. Me abrazó y fue como la segunda, y como todas. Ella triunfadora, yo... digamos que solo era un jodido bohemio acabado, como ahora.

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