lunes, 26 de abril de 2010

Aromas del campo

Llegamos justo cuando el sol se acostaba en la cordillera. Ella con unas horrorosas gafas de sol y apoyada en el hueco de la ventanilla y yo, conduciendo lo mas delicadamente para no perturbar a la naturaleza. Salimos en silencio del coche y me apoyé en la puerta, ella se acercó a mi, me besó y después me abrazó reconfortada. El tomillo y el romero perfumaban el ambiente con dulces fragancias. Aquel esplendido paraje era para nosotros dos. Hacia ya mucho tiempo que no me sentía así. Feliz. De pronto, giró sobre sus talones y se colocó despaldas a mí. Tomó mis brazos e hizo que la volviera a abrazar."Es bonito" dijo simplemente "si" salió de mis labios. Aun quedaba un poco de luz, esa cuando la luna y el sol se ven, y decidimos marcharnos, merecen intimidad.

2 comentarios:

Silvia S.J dijo...

Que duro es él ante la aparente ternura de ella.

Red Jhon dijo...

No lo veo asi...

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