martes, 5 de enero de 2010

cristales

Cristales mas transparentes que el aire, se esparcen en pedazos por los blancos suelos. Pronto mancha a estos un charco de sangre caliente. Algunos flotan, otros se hunden. Unos ojos incrédulos miran aquello, pero estos no se percatan que es la suya propia que brota del vientre. Empapa su ropa y un frío negro sube por los pies y se encuentra con la ola roja. Dos irracionales manos corren a tapar el agujero por el que escapa su vida. Hinca las rodillas en el suelo y se clava pequeñas esquirlas teñidas de escarlata. Un breve, agudo y ahogado chillo sale de entre sus labios. Esos ojos que miraban el suelo herido, ahora miran a través de la ventana rota, perforan los míos, y mi brazo, aún extendido, sostiene una pistola y no tiembla, y le dispara a la cabeza.

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