martes, 17 de abril de 2012

Degradado.

Me miro al espejo y veo que llevo al menos tres días sin afeitarme, otros tantos siquiera que el agua rozara mi piel a excepción de cuando sentado, cada mañana, leo las etiquetas de un champú que no es mío. El olor comienza a ser insoportable hasta para mí pero me da igual. Apago la luz y el sonido de la pobre pletina de plástico chocando con otra, me da una compañía que hacía días que no conocía. Camino despacio por el pasillo y veo la cama, aun deshecha, y todavía con su olor y algún que otro pelo inclemente que ya comienzan a tomar otro destino que no es mi cabeza. Cierro la puerta, no quiero que se mueva nada, espero preservar un poco mas de tiempo su presencia. El suelo de la cocina comienza a ser problemático. Antes era de un color crema y ahora parece que se hubiera derramado algo de petróleo por lo negro y pegajoso pero bueno, en la nevera aun queda algo de fruta, medio limón seco, y ricos condimentos, un par de bolsitas de ketchup de alguna hamburguesería, el desayuno perfecto. Agarro un puro que aun me duran desde el viaje a Cuba de la luna de miel y lo enciendo como me enseñó un desdentado dependiente que tenía uno mas largo que su propio brazo. Llueve y dejo que las horas se amontonen como las gotas en esa pequeña maceta roja y no vuelve, y el puro se consume perezosamente entre mis labios y mano. El cielo, cada vez mas oscuro, no cesa en su empeño de derramar agua y más agua en la ciudad y en mi mundo cada vez más gris y ahogado. Inesperadamente, noto calor en mi mano e ilusionado contemplo como el puro, está muy cerca. Una honda calada, abro la ventana y lo arrojo con desdén. ¡Aire fresco en mis pulmones y en el viciado entorno! Y oigo la puerta y emocionado la abro y sorprendentemente es el cartero¡ y me da una pequeña carta con tu letra! Desgarro suave el sobre teniendo cuidado máximo de no dañar tu caligrafía y leo la misiva. Rueda una lagrima y cae sobre el folio inmaculado, dejo el sobre primero y encima el texto en la mesa del salón e ilusionado voy al baño. Me afeito con cuidado pero sin demora, debo llegar rápido a la cafetería francesa rosa al lado de la ría de Donosti.

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