miércoles, 14 de diciembre de 2011

En medio de la noche.

Había un silencio que me asustaba, por eso me desperté sobresaltado a eso de las 3:37 y miré a lo lejos mi habitación esperando ver algo en aquella oscuridad. Traté de regresar al mundo de Morfeo pero, por más que lo intentaba, no lograba descansar. Decidí levantarme y en la noche salí del refugio que era mi cama. Me puse la bata, hacía frío, lo mejor para dormir tranquilo, y pasé al largo pasillo. A oscuras, por no prender la luz, el corredor se me presentaba infinito y allí, una pequeña, tenue y nívea luz que desde la ventana se abría paso. Era la luna que intimidaba a las estrellas. Un chisqueo de las brasas de la pequeña chimenea me llamó y pasé al salón. Tomé el atizador y miré el rojo infernal de las ascuas. Al remoberlas jugueteaban, saltaban y se partían. Sin pensarlo demasiado deposité con sumo cuidado un un cuarto de de tronco seco para que se consumiera. Me preparé una desproporcionada copa un patxarán corto. Al sentarme en el butacón de terciopelo gris y hundirme entre sus mullidos cojines no pude evitar ponerme a pensar. No se si fue el patxarán en mi ser, el rojo mortecino de las ascuas, la ténue luz de la luna, el confort del butacón pero noté el impulso de, en la soledad de mi casa, ponerme a escribir. Corrí emocionado al escritorio, encendí la pequeña lamparita y comencé. Los pedazos de papel se agotaban deprisa, debí recargar la pluma unas siete veces, hasta emocionado al terminar, clave la punta de la pluma en la mesa manchándola de tinta. Y allí estaba una pequeña novelilla que jamás publiqué y nunca leí por miedo a despertarme.

2 comentarios:

Aritz El Largo dijo...

Me encanta de verdaaad!!! Estube diciendole a Lidia hace poco que me encnta como escribes y estuvimoscomo 1 hora hablando de tu blog, es muy bueno!! Por cierto soy Aritz!

Patxi Abadía dijo...

Gracias artista ^^

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