martes, 8 de noviembre de 2011

A mi abuelo

Un piano lento flotaba en el aire melancólico blanquecino por la chimenea de la pipa de mi abuelo. Sostenía entre sus enormes manos pequeños trozos de papel de vivaces y altaneros colores. "¿ Qué es eso abuelo?" pregunté y en ese instante, me di cuenta que aquel hombre tan grande, no se había percatado de que estaba allí. Acostumbraba a tener un gesto severo en su rostro, marcado por duros años de trabajo, de sobrevivir a su esposa, de heridas que jamás iban a cicatrizar pero, en aquel instante, con su pipa y esos pedacitos de papel, estaba relajado. Me miró con serenidad y sonrió arqueando su bigote bicolor. "Son sellos, tu abuela los coleccionaba y ahora lo hago yo." Le dio una calada a su oscura pipa y la dejó en la mesa. Me cogió por las axilas y me sentó sobre su regazo. Pasé una tarde entera mirando sellos, soñando paisajes eternos, inventando diálogos de los protagonistas de aquellos diminutos lienzos. Ahora soy yo quien le enseña a mi abuelo aquellos mismos sellos que tan felices le hicieron y que en estos días no puede recordad ni entender.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

conmovedor ^^

Anónimo dijo...

ke bonito ^^

Patxi Abadía dijo...

Sinceramente, gracias.

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