lunes, 13 de diciembre de 2010

Último recuerdo

Veía a sus hijas y resbalaban por sus mejillas dos lágrimas, una por cada una de ellas. No lograba ser más expresivo y eso le hundía el alma hasta lo más hondo de su pozo personal. Laura tomó su mano y ella lo supo cuando miró sus ojos. Rocío no sabía que decir.
Antaño sus manos rompían nueces, sostenían clavos mientras eran martilleados, acariciaban el cuerpo de su amada. Recordó como un día, siendo Laura muy pequeña, agarró su mano y se dio cuenta lo pequeñas que eran sus manitas. Rocío estaba en camino y su hermana tendría unos cuatro años. Su mujer... ¿Treinta y seis?
La impotencia de no poder sentir le consumió, el hecho de que su amada muriera antes que él le arañaba el alma. Y aquella misma noche, en cuanto sus hijas marcharon y solo el constante pitido de la máquina que monitorizaba su corazón, extinto hacía ya tiempo, lo decidió. Se mordió la lengua hasta ahogarse en su propia sangre. Su mueca póstuma... sonrisa... su mujer.

1 comentarios:

Unknown dijo...

Esa forma caracteristica tan tuya de escribir... increible.Solo tu sabes hacer que me meta dentro de cada relato o poesia hasta el final,sintiendo cada historia como si fuera mia...
1besazo

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