jueves, 16 de septiembre de 2010

Onírica realidad

Y con un vals lento hubieron bailado hasta que la noche se despidió. Humo habano por aire y whisky rancio en un vaso que tuvo alguna época mejor. Se movían despacio, abrazados y susurrantes de sus propios oídos.

Oculto entre la neblina, sentado con aquel whisky y aquel puro, Mell lloraba sin remedio y desconsolado pero no apartaba los ojos de la pareja. Una lágrima rodó por su perfecto afeitado y finalmente se precipitó hasta el vaso donde ya se mezcló antes de llegar. Era una música que le entristecía y a la vez le hacía recordar. Bebió. Trató de pensar en algo que le hiciera feliz, que consiguiera extirpar aquello. La pareja se disipó en ese humo y solo ese humo se hizo presente.

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